7 de junio
Ayer mamá, que estaba bastante retrasada porque se había quedado corrigiendo las monografías de unos alumnos, se estaba arreglando para ir a dar su clase sobre Metodología y Planificación a la facultad. Entonces, se me ocurrió preguntarle si yo había nacido en el mismo sanatorio en el que había muerto la abuela, aquel de las habitaciones todas blancas, con olor a desinfectante. Y no sé si me pareció a mí o qué, pero sentí que se ponía nerviosa con mi pregunta. Lo digo porque no pude dejar de observar que, en lugar del teléfono celular, metía en su portafolios el control remoto de la televisión. -Hay comida congelada en la heladera. Van a venir del lavadero a las 8,30- alcanzó a decirme, mientras terminaba de pintarse los labios frente al espejo del palier. Recién cuando cerró la puerta del ascensor me di cuenta de que no había respondido la pregunta sobre mi nacimiento. Como media hora más tarde, descubrí que se había olvidado las monografías de sus alumnos sobre la mesa de la sala. |