5 de agosto
Emilia y yo estamos en un bar que está en diagonal al Palacio del Congreso. Sobre nuestra mesa puedo ver mi CD de Mantra's Chaos. Emilia ha pedido un submarino y le han traído un enorme vaso de grueso vidrio verde, repleto de humeante y espumosa leche. Me cuenta que es la menor de cinco hermanos, y que todos se parecen mucho entre sí, salvo por que todos son varones y ella es mujer y porque ella tiene el pelo rojo y todos sus hermanos son morenos. Me dice, además, que se crió con su abuelo en una casa de catorce habitaciones, pero que a esa casa la demolieron cuando ella era una niña. La observo y llego a la conclusión de que Emilia es una chica sumamente extraña: por empezar, su pelo rojo es tan ensortijado que se parece a las esponjitas de bronce que usamos en casa para limpiar las cacerolas. Además, nadie hubiera pedido semejante submarino si no pensara meter dentro del vaso de leche la barra de chocolate. |