Emilia y yo estamos en su cuarto planeando viajes imaginarios a lugares cuyos nombres empiezan con P. Emilia piensa en escalar el volcán Popocatepetl hasta su cima constantemente nevada. Yo, en viajar a la meseta del Pamir, con sus glaciares colgantes y sus ríos congelados. Emilia planea una expedición al Golfo del Papagayo para bucear entre cardúmenes de morenas y tiburones nodriza. Yo propongo viajar a la Isla de Pascua y ver las enormes y misteriosas estatuas de piedra que rodean sus costas. Le cuento a Emilia que, si bien los estudiosos desconocen el significado de los Moai, han determinado sin embargo que, en épocas muy remotas, todos ellos llevaban puestos unos enormes sombreros rojos de piedra volcánica. Pero Emilia dice que en realidad no usaban sombreros rojos sino coronas, debido a que representaban a antiguos monarcas. Y, aunque yo no estoy para nada de acuerdo con ella, decido no decir nada a fin de no arruinar el resto de nuestros viajes.