15 de mayo
A mi hermano mayor, que me lleva cinco años y estudia Ciencias Políticas, le da mucha vergüenza tener a un chico burbuja por hermano. Para él, el mundo es sólido y predecible: una pelota llena de dinero y de palabras. Cuando éramos chicos, mi hermano siempre me molestaba. Me acuerdo que una vez me convenció de que faltásemos al colegio. Nos tomamos el metro y nos pasamos la tarde yendo de una terminal a la otra. De pronto, en una de las estaciones, él se salió del vagón y me dejó adentro. Yo lo veía alejarse, detrás de la puerta de vidrio cerrada, sonriéndome maliciosamente desde el andén. Me quedé solo y estaba completamente perdido. Cuando llegué a la terminal, le pedí llorando a un guarda que llamara a casa. Mamá llegó poco después hecha una furia. Me dijo que mi hermano le había dicho que, por más que él había tratado de disuadirme, yo me había escapado igual esa tarde del colegio. Mamá me dijo también que papá no había venido a buscarme porque estaba tan enojado conmigo que tenía miedo de matarme. Esas son cosas típicas de mi hermano. A veces, imagino que en algún lugar del universo existe un mundo diferente, etéreo e impredecible, habitado solamente por niños burbujas que no tienen hermanos. |