...sostengo con fuerza el auricular celeste , en la cabina telefónica, y veo la ciudad reflejarse en las paredes de vidrio de las torres de Catalinas. El teléfono suena y suena, pero nadie atiende, y lo imagino sonar en el cuarto vacío de Andrea, junto a sus blusas de seda y sus zapatos de plataforma desparramados por la habitación, y... | |