DE LA MEMORIA INTEGRAL A LA MEMORIA VIRGEN
El personaje de Borges, Funes el memorioso, era un hombre
que, debido a un accidente sufrido, había perdido
por completo de la facultad de olvidar. Él “no
solo recordaba cada hoja de cada árbol de cada
monte, sino cada una de las que había percibido
o imaginado”. Funes se arrogaba el tener por sí
mismo más recuerdos de los que habrían
tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo.
Frente a este ejemplo extremo de memoria integral, podríamos
contraponer una memoria virgen, blanca, un olvido absoluto,
una memoria que, lejos de decir “no me acuerdo”
dijera, en cambio “esto no ha sucedido jamás”.
Esta memoria carecería de trazos. Se constituiría
como una hoja continuamente en blanco, siempre lista
para ser recorrida por las posibles trayectorias de
una historia.
LA VIDA Y LAS PALABRAS
“Mi memoria está formada principalmente
por libros. De hecho, a penas si recuerdo mi vida”,
decía Borges. Sostenía igualmente que,
en esta identificación entre las dimensiones
reales y literarias de su existencia, consideraba haber
viajado a la China a partir de su lectura del Tao
Te Ching así como también haber viajado
a la India, a partir de su lectura de Kipling. Citando
a Emerson, Borges consideraba que la vida misma podía
ser entendida como una larga cita. Pero, ¿realmente
se puede establecer un estatuto diferente para la vida
y las palabras?
La memoria, entonces, es una suerte de pizarra donde
las palabras se inscriben y se borran dejando su huella
o palimpsesto. Pero la noción de huella mnémica,
lejos de ejercerse sobre los acontecimientos, afecta
sobre todo a las conexiones narrativas entre los diferentes
recuerdos de los mismos. Las cadenas de significación
devienen, en cada caso, flexibles. El recuerdo se convierte
en un incesante movimiento de pasaje que va del presente
hacia tiempos necesariamente ficcionales. Esto se debe
a que es el deseo el que hace suyas las estrategias
de la memoria.
La autenticidad de una supuesta vida real se vuelve
cada vez más problemática y la identidad
se presenta como un conjunto de potenciales y múltiples
elecciones. Los acontecimientos se conectan reversibles
y probables, se bifurcan y fluctúan dando lugar
a diferentes vidas y a diferentes narraciones.
Las huellas indelebles en el cuerpo, la página
en blanco como espacio esencialmente potencial, la aleatoreidad
de los trayectos, el estatuto de la memoria son algunas
de las temáticas abordadas en esta exhibición
por Gerardo Suter. Los cuerpos se ven atravesados por
marcas pasadas y futuras, por lo vivido y por los pro-yectos
al futuro. También por el recuerdo y por el olvido.
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