Belén Gache

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 La masa pegajosa del mundo: vida cotidiana en Historias de Cronopios y de Famas, de Julio Cortázar

 

V Congreso Internacional de la Federación Latinoamericana de Semiótica
Buenos Aires, agosto de 2002.

 

Lo cotidiano puede ser entendido como una serie de eventos "convividos" y nominalizados como tales por los miembros de una determinada comunidad. A partir de la nominalización de este conjunto de eventos, el orden social se reproduce y lo que se entiende como realidad se instituye. Dicha nominalización inscribe el sentido de lo que es real y el sentido de lo que debe o puede hacerse.

Uno de los aspectos más destacados en la obra del escritor argentino Julio Cortázar es, precisamente, el de la deconstrucción de lo que generalmente se entiende como cotidiano. En este trabajo analizaremos algunos tópicos tratados por el autor en Historias de cronopios y de famas (1962). Allí, Cortázar toma a la vida cotidiana como tema y expresa su rebeldía contra una manera mecánica de relacionarse con los objetos y las personas dictada por el sentido común y la pretendida “normalidad”.

Nos centraremos en las referencias a cierto "espíritu de época" que, principios de los años sesenta, consideraba a la vida cotidiana como blanco fundamental de la crítica a la cultura. Este espíritu fue compartido por una serie de movimientos como el Internacional Situacionismo, determinadas corrientes marxistas, el grupo Fluxus, líneas artísticas como el arte de acción, etc.

Reflexiones sobre la vida cotidiana

En 1961 Guy Debord escribe “Perspectivas de modificación conciente de la vida cotidiana”, texto preparado para la conferencia del Grupo de Investigaciones sobre la Vida Cotidiana , organizado por Henri Lefebvre en París. Debord , uno de los más destacados miembros del movimiento situacionista francés, decía allí:

“Alguien ha dicho que sería interesante estudiar a los trabajadores como cobayos de laboratorio que han sido inoculados con el virus de la vida cotidiana dado que, no teniendo los mismos acceso a actividades extraordinarias o excepcionales, sólo tienen derecho a tener eso: una vida cotidiana.”

Para Debord, el tiempo de la vida cotidiana era un tiempo cuantificado y sometido a las reglas del trabajo productivo. En una sociedad dominada por el capital, los individuos eran privados de darle un sentido autónomo a sus vidas, siendo su cotidianeidad determinada, en cambio, por el capital. Por eso, una crítica de la cultura debía ser, ante todo, una crítica de la vida cotidiana y esa crítica debía apuntar, esencialmente, a la ruptura de la pasividad y a la búsqueda de nuevas experiencias.

Por su parte, en el libro La Revolución del Cada Dia, de Raoul Vaneigem (otro miembro destacado del SI) podía leerse:

"Hacer del mundo una extensión sensitiva del hombre en vez de que el hombre continúe siendo un instrumento del mundo alienante, esa es la meta de la revolución Situacionista. Para nosotros la reconstrucción de la vida y la reconstrucción del mundo son un mismo anhelo. Para lograr esto, las tácticas de subversión deben extenderse mas allá las escuelas, fabricas y universidades, para confrontar el "espectáculo'' (1) directamente.
Sistemas de transporte urbano, centros comerciales, museos y las más variadas formas de cultura y de los medios de comunicación, deben ser considerados blancos, áreas para la actividad escandalosa.''

Esta cita sintetiza una filosofía que implica el considerar como revolucionarios y productivos actos espontáneos y significativos de acción contra el "espectáculo'', pues ese sería el único modo de crear reacciones y producir un posible movimiento en masa consciente dispuesto a destruir el mundo de apariencias creado por el capitalismo y la política, filosofía y modo de vida tradicional.

Para un marxista como Henri Lefebvre, el proceso revolucionario también comenzaba por sacudir lo cotidiano. Para él, el sentido del proceso revolucionario es el de cambiar la vida cotidiana de los individuos. Todo cambio debía apuntar a la desalienación por la palabra y el desorden espontáneo. Recordemos que la obra Crítica de la vida cotidiana, de Lefebvre había influido grandemente a Debord y sus tesis sobre la sociedad del espectáculo. Este texto había tenido igualmente eco en numerosos intelectuales de la época, por ejemplo, en George Perec. Debord, Vaneigem, Lefebvre, Perec, todos ellos buscaban una revolución de lo cotidiano y consideraban a la vida cotidiana una especie de anestesia a la que Perec denominaría “sommeil sans reves” (dormir sin sueño).

Citaremos aquí un párrafo extractado de Lo infraordinario, de George Perec:

Eso que pasa cada día y que se vuelve cada día banal, cotidiano, evidente, común, ordinario, infraordinario, ruido de fondo, habitual, ¿cómo dar cuenta de eso? ¿Cómo interrogarlo, cómo describirlo? Justamente, nosotros no lo interrogamos. Lo vivimos sin pensar, como si no vehiculizara ni pregunta ni respuesta alguna.

Lo que hace falta interrogar es el ladrillo, el cemento, el vidrio, las maneras en la mesa, los utencillios, nuestro empleo del tiempo, nuestros ritmos. Hace falta interrogar aquellas cosas que parecen haber dejado de sorprendernos. Vivimos, cierto, respiramos, cierto, caminamos, abrimos las puertas, bajamos las escaleras, nos sentamos a la mesa para comer y nos acostamos en una cama para dormir. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Porqué?

Describa su calle, describa otra calle. Compárelas.

Haga un inventario de lo que lleva en sus bolsillos. Pregúntese sobre la proveniencia, el uso y el devenir de cada uno de los objetos que allí tiene.

(...) Me importa poco que este cuestionario sea fragmentario, a penas indicativo de un método, de un proyecto. Me importa más que parezca trivial, fútil. Es esto precisamente lo que lo torna esencial, mucho más esencial que otros a partir de los cuales hemos venido tratando de explicarnos nuestra realidad.

La masa pegajosa del mundo

Historias de Cronopios y de Famas comienza con el siguiente texto:

“La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente(…). Cuando abra la puerta y me asome a la escalera sabré que allí abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire…”

Cortázar pone en su mira los modos de representación que le son dados al individuo y que recibe de manera prácticamente inconsciente y mecanizada. Su texto busca desnaturalizar los estereotipos y clichés que circulan regularmente en el lenguaje y el imaginario cotidiano, que juegan un rol tan significativo en nuestra formación como sujetos sociales y que son producidos y recepcionados la mayor parte de las veces sin la menor distancia crítica.

Siguiendo un programa ya anunciado por una tradición del absurdo francés, encarnada en los trabajos de Jarry o Roussel y luego por el surrealismo que afirmaba la soberanía del deseo y de la sorpresa y se servía de la irracionalidad para destruir los valores lógicos de la sociedad(2), Cortázar denuncia la manipulación de la dimensión significativa, la transformación de las significaciones en meras fórmulas o estereotipos.

"La naturaleza misma del estereotipo y del cliché es la de anteponer un lugar común a una vivencia, una convención a una reflexión, una piedra opaca a un pájaro vivo", dirá Cortázar propiciando la necesidad de un proceso de desautomatización, "Cuando abra la puerta y me asome a la escalera sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas. La calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia". (3)

Instrucciones

El primer capítulo de Historias de cronopios y de famas  se denomina “Manual de instrucciones”.

Un manual es un texto prescriptivo dedicado a ordenar y regular algún tipo de acción. Remite a una serie de reglas preestablecidas que deben ser observadas.

En el "Manual de instrucciones", Cortázar establece una serie de preceptos que reglamentarán las acciones del destinatario: allí se establece cuáles serán las conductas adecuadas para tener miedo, para subir una escalera, para cantar, para darle cuerda a un reloj, etc. como si el mismo cuerpo fuese un instrumento ajeno y extraño.

La forma “instrucción”, ya había sido trabajada por Breton en Secretos del arte mágico del surrealismo, por ejemplo, con la "Composición surrealista escrita":

“Hágase traer algo con qué escribir luego de haberse establecido en un sitio favorable. Entre en el estado más receptivo que sea capaz. Prescinda de su genio y de su talento. Dígase a sí mismo una y otra vez que la literatura es una de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escriba lo suficientemente rápido como para evitar la tentación de releerse, etc.

El texto se continúa con una serie de instrucciones para no aburrirse en sociedad, para hacer discursos, para escribir falsas novelas, para tener éxito con una mujer que pasa por la calle, etc.

La forma “instrucción” volverá a aparecer hacia fines de los años cincuenta con corrientes neodadaístas como las del grupo Fluxus, los miembros del cual la utilizan en sus performances, en una forma derivada de los códigos de composición e interpretación de John Cage. Recordemos aquí los paradigmáticos casos de George Bretch y de Yoko

Ono, ambos integrantes de Fluxus. Yoko Ono ha utilizado ampliamente la forma “intrucción” siendo hoy considerada una de las primeras en presentar obra plástica compuesta únicamente de palabras. Sus "Instrucciones para pintar", de 1961, indican qué debe hacerse para crear pinturas, ante todo, en la mente. Estas obras conceptuales fueron luego publicadas por la misma Ono en 1964 en su libro Pomelo.

Es interesante ver cómo el mismo Cortázar se referirá a otro de los miembros del grupo Fluxus: Nam June Paik. En un texto incluido en La vuelta al día en ochenta mundos "What happens Minerva?", dirá:

 "En alguna parte he leído que Paik  ha dejado instrucciones detalladas para que cualquiera pueda hacer teatro apenas se sienta bien dispuesto. Paik estima que la oposición más radical a esta podrida institución consiste en abolir la diferencia entre los actores y el público al punto de llegar a un teatro anónimo (…). Así, para dar un ejemplo embrionario, usted puede representar una pieza de teatro que consiste en tomar el metro en la estación Vaugirard y bajarse en la del Chatelet. No se trata de un viaje ordinario sino de un trabajo de actor que debe obedecer exáctamente a las instrucciones de Paik (que son estas y nada más). De la misma manera, si usted lee Le Monde mientras se pasea bajo las arcadas de la rue de Rivoli, también habrá hecho teatro anónimo siempre que su lectura y su paseo se ajusten a las instrucciones de Paik."

Recordemos que al publicar Cortázar sus Historias de Cronopios y de famas, hacía dos años que se había creado el Oulipo (Ouvrage de litératture Potencielle) grupo literario que utilizaba como principal objeto de inspiración a los "contraites" o "instrucciones". Cortázar guardó una cercana relación con este grupo, al que pertenecieron escritores como Perec, Queneau y Calvino, si bien nunca perteneció formalmente al mismo.

Situaciones

Historias de Cronopios y de Famas está repleto de alusiones a situaciones donde la vida cotidiana se ve alterada por el comportamiento de algunos de sus perdonajes. En el texto "Ocupaciones raras", por ejemplo, Cortázar presenta una familia que oscila en un permanente juego entre el acatamiento de las rutinas burguesas y una brusca ruptura de las mismas. Por una parte, son vecinos de la calle Humbolt que, como el resto del barrio, tienen tíos, primos, padres, hermanos, toman el tranvía o el colectivo 108 para ir al trabajo, trabajan en una Oficina de Correos o en la Dirección General Impositiva, comen ravioles los domingos, asisten regularmente a eventos sociales como ser bautismos o velorios. Por otra parte, poseen conductas completamente fuera de lo corriente: posan tigres, pegan plumas de pájaros en las encomiendas de la Oficina de Correos, construyen patíbulos en el patio de su casa, aullan como lobos, etc.

En el texto “Maravillosas ocupaciones”, Cortázar escribe: “Qué maravillosa ocupación cortarle la pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir “Señor Ministro de Relaciones Exteriores", despachar la carta en el correo de la esquina." En este texto, Cortázar va enumerando una serie de lo que va a denominar “maravillosas ocupaciones” (ir saltando por la calle, ir contando los árboles de la vereda y, cada cinco, pararse en un pie y lanzar un grito, armar montañas de azúcar en las mesas de los bares, etc.). Se trata de una serie de pequeñas acciones que rompen con la rutina cotidiana cuyas consecuencias pueden no ser tan pequeñas: finalmente, nos enteraremos de que la recepción de la pata de araña por parte del "Señor Ministro" terminará con la renuncia del mismo y la entrada de tropas enemigas al país.

Tanto el futurismo como el dadaísmo como el surrealismo como más tarde el situacionismo insistirán en el poder desalienador del arte. El arte era por ellos entendido como juego, como liberación de los deseos, como subversión, como negación del orden represivo. Estos movimientos compartieron su desprecio frente a la vida cotidiana de una sociedad burguesa y buscaron una revolución cultural dirigida contra su moral y sus costumbres.

En 1930, en el Segundo Manifiesto Surrealista, Breton escribía su polémica frase:

"El acto surrealista más puro consiste en bajar a la calle revolver en mano y disparar al azar contra la multitud", haciendo referencia al "deseo de acabar de esta manera con el despreciable sistema de envilecimiento y cretinización imperante."

Treinta años más tarde, Debord escribía su "Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional". Allí decía: "El sentido del arte del futuro será el trastocamiento de las situaciones o no será" y propiciaba la “la construcción de situaciones, es decir, de ambientes momentáneos de la vida cotidiana y su transformación.(…) Nuestra acción sobre el comportamiento, en relación con los demás aspectos deseables de una revolución en las costumbres, puede definirse someramente por la invención de juegos de una esencia nueva. El objetivo general tiene que ser la ampliación de la parte no mediocre de la vida."

Para Debord, el principio mismo del espectáculo está ligado a la alienación del viejo mundo y la no-intervención. Por ello, propicia esta construcción de situaciones que a la larga, piensa, llevará a la destrucción del mismo.

La noción de "situación" fue rápidamente adoptada en el campo de las artes. Ya a mediados de los '50 se venían desarrollando diversos movimientos que tenían como característica la focalización en la acción. Los happenings de Allan Kaprow, por ejemplo, se ofrecían "como un estímulo provocando una intensificación de la atención y sucitando una especie de irritación y provocación de las costumbres convencionales” (4).

Por su parte, las "event pieces" desarrolladas por integrantes del grupo neodadaísta Fluxus (en especial con el traslado de EEUU a Alemania) adoptarían un costado político que tendiente a un develamiento crítico de las condiciones opresivas y absurdas del medio social.

En Francia, grupos de artistas se dedicaban a realizar una serie de intervenciones urbanas. El Group de Recherche d'Art Visuel, por ejemplo, realiza experiencias como "Un día en la calle":

"La ciudad, la calle, está cubierta por una trama de hábitos y de actos repetidos a diario. Pensamos que la gama de estos gestos rutinarios puede conducir a una pasividad total o crear una necesidad general de reacción. En esa trama de hechos repetidos y previstos de un día de París, queremos provocar deliberadamente una serie de acontecimientos puntuales.

La vida de las grandes ciudades podría ser bombardeada de manera masiva (no con bombas), pero sí con situaciones nuevas, solicitando una participación y una respuesta de sus habitantes. No pensamos que nuestra tentativa sea suficiente para quebrar la rutina de un día de semana de París. Puede ser considerada solamente como un simple desplazamiento de situación."(5)

En la Argentina también se realizarían en esa misma década una serie de experiencias de intervenciones urbanas como las de Alberto Greco (el Vivo Dito) o luego, las de Vigo, Carlos Ginzburg o Federico Peralta Ramos, etc.

Las metáforas del reloj y del correo

Para finalizar, nos detendremos en dos particulares tópicos que recorren Historias de Cronopios y de Famas, tópicos que se presentan como metáforas de la vida cotidiana de la sociedad:  el reloj y el correo.

El reloj

La imagen del reloj recorre todos los capítulos (allí se hace mención a una serie de relojes que funcionan en formas extrañas: "Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj" e "Instrucciones para dar cuerda a un reloj", donde el reloj es denominado "pequeño infierno florido" o "calabozo de aire"y se hace referencia a que en el fondo del reloj se encuentra la muerte; "Conducta de los espejos en la Isla de Pascua", donde se identifica reloj con espejo y, según la posición del mismo, atrazará o adelantará, reflejando la diferente edad de las personas;  "Tristeza del cronopio", donde se narra la desazón de un cronopio al notar que su reloj atrasa y notar que tiene un reloj con menos vida; "Relojes", donde se describe el reloj alcachofa de los cronopios y donde, en lugar de ser el tiempo Cronos quien se coma a sus hijos, serán los cronopios los que se coman en cambio al tiempo, (los cronopios se comen su reloj alcachofa  con aceite, vinagre y sal y ponen otro reloj-alcachofa en su lugar).

El reloj se convierte en metáfora de la vida cotidiana al medir maquinalmente cada segundo de la misma. El reloj mantiene el ritmo social e impide que la misma se detenga. El reloj pertenece a la serie del "tiempo público" contrapuesto a un tiempo privado subjetivo. El reloj remite a la obligación y la homogeneización de las vivencias.

Para la misma época en que Cortázar escribía sus "Intrucciones para dar cuerda al reloj", Yoko Ono presentaba la "serie de las pìezas de reloj" de las cuales leeremos aquí dos ejemplos:

-Pieza de reloj: Robar todos los relojes de mesa y de pulsera del mundo. Destruirlos.

-Pieza de reloj: Tomar todos los relojes de la ciudad. Poner cada uno en una hora arbitraria, según un sistema inventado por uno. Cualquier sistema es aceptable siempre que ningún reloj sea puesto intrencionalmente en la hora correcta.

El correo

Otro tópico recurre a través de las páginas de Historias de Cronopios y de Famas: el del correo.

El correo remite, en este caso, a la comunicación entre los miembros de una determinada sociedad, comunicación regulada por una instancia estatal que dictamina las normas de envío y recepción de los mensajes.

Allí se hace referencia a una serie de intervenciones en el funcionamiento normal de las oficinas públicas de correos: en “Correos y Telecomunicaciones”, la familia de la calle Humbolt consigue empleo en una sucursal de correos de la calle Serrano y se dedica a repartir globos y vasos de grapa entre los clientes, unta alquitrán y plumas sobre las encomiendas y hace avioncitos de papel con los formularios de telegramas; en “Maravillosas ocupaciones”, el correo sirve para trasladar un mensaje tan poco ortodoxo como una pata de araña; en “Pegue una estampilla en el ángulo superior derecho”, un cronopio arma un escándalo en el correo "declarando que las imágenes en las estampillas oficiales eran de repugnantes”.

Recordemos que es a comienzos de los sesenta cuando se manifiesta también el denomicado "arte correo" cuyas primeras experiencias provienen de un grupo de artistas ligados igualmente al grupo Fluxus. Su idea era constituir un sistema para-postal que funcionara junto a los servicios regulares de correo estatal. Aunque se acepta como el alumbramiento y nominación oficialista de tal práctica la constitución, hacia 1962, por parte de Ray Johnson, las operaciones postales ya se  habían llevado a cabo tanto por futuristas, dadaístas (Schwitters, por ejemplo, tiene sellos postales realizados en collages;  un personaje como Ives Klein enviaba sobres con estampillas pintadas de IKB, etc.). Con respecto a Fluxus, los "Flux Post Kids" creados por Robert Watts  junto con las máquinas automáticas para distribución de sellos situadas en galerías de arte se constituían como nuevas estrategias para realizar un cortocircuito entre la vida cotidiana y el arte. (6)

BELÉN GACHE.

 

NOTAS

(1) La noción de espectáculo fue ampliamente desarrollada por Guy Debord en su libro La sociedad del Espactáculo, aparecido en 1967.

(2) Recordemos, por ejemplo, el libro Magia Cotidiana de André Breton o el principio patafísico sostenido por Alfred Jarry, según el cual "lo verdaderamente importante no seran las leyes, sino las excepciones".

(3) Historias de Cronopios y famas, op.cit, p12

(4) Al respecto, ver Marchand Fiz, op.cit, p233 a 254.

(5) Texto publicado por el Group de Recherche d'Art Visuel, París, 1964, en el Catálogo de la retrospectiva de Julio Le Parc, "Julio Le Parc, Experiencias, 30 años", Buenos Aires, 1988.

(6) Recordemos el importante papel que jugaría el "arte correo" años más tarde en relación a la vigencia de los derechos humanos en América Latina, volcado a la denuncia y explicitación de la situación de los países bajo regímenes dictatoriales mediante la difusión masiva de sellos de correos al resto del mundo.

 

BIBLIOGRAFÍA

Cortázar, Julio, Historias de Cronopios y de Famas, Buenos Aires, Minotauro, 1972

Breton, Andre, Manifiestos del surrealismo, Barcelona, Guadarrama, 1980

Debord, Guy, "Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional", Documento Fundacional, 1957 (sindominio.net)

Debord, Guy, "Perspectives for conscious Alteration in Everyday Life", (library.nothingness.org)

Lefebvre, Henri, Critique de la vie quotidienne, París, L'arche Editeur, 1958

Marchand Fiz, Simon, Del arte objetal al arte del concepto, 1960-1974, Madrid, Alberto Corazón, 1974

Perec, George, L' infraordinaire, París, Seuil, 1989

Vaneigem, Raoul, The Revolution of every day life, The Situationist International text Library (library.nothingness.org)